Una revolución contra el Cáncer
En menos de una década, el cáncer debe ser la principal causa de muerte en Porto Alegre, una de las ciudades que lideran los casos en América Latina. Fármacos nuevos, especialmente basándose en inmunoterapia (utilizan el sistema inmune para combatir al enemigo), revolucionan el tratamiento. Pacientes del Centro de Investigaciones Clínicas del Hospital São Lucas (HSL) participan de programas con lo que hay de más eficiente contra la enfermedad, aún no disponible comercialmente. Ellos tienen acceso a los mismos protocolos de grandes centros mundiales. Ya que no todos responden de manera satisfactoria a la terapia y la evolución de los tumores todavía es un desafío para la ciencia, la PUCRS invierte también en investigación básica, traslacional y clínica, volviéndose referencia nacional e internacional en el área de estudios.
Para potenciar los resultados y generar nuevos proyectos, profesionales de los más diversos ramos –oncólogos, cirujanos, patólogos, químicos, físicos, farmacéuticos y biólogos– están reunidos en el Núcleo de Investigación en Cáncer (NP-Cáncer), estructurado por la Escuela de Medicina, por el Servicio de Oncología del Hospital y por el Instituto de Investigaciones Biomédicas (IPB). La finalidad es que, en algunos años, ese contexto interdisciplinar contribuya al desarrollo científico. “Con eso, nuestros alumnos y profesores tendrán la oportunidad de estar en los ambientes académicos más reconocidos”, subraya André Fay, jefe del Servicio de Oncología y profesor de la Escuela de Medicina.
La investigación básica abre un universo de posibilidades. Aunque, muchas veces, sin aplicación inmediata, permite que se comprendan los procesos biológicos de los tumores malignos. Moléculas que se han estudiado en laboratorio pueden resultar en medicamentos disponibles para el uso en la práctica clínica. Para que eso suceda, los estudios llevan de ocho a quince años y cuestan hasta R$ 2,5 mil millones. Entre miles de compuestos estudiados, pocos son, de hecho, eficaces, lo que encarece mucho el proceso.
El oncólogo y profesor Carlos Barrios dice que esas inversiones no han respondido a las necesidades. “Hay una serie de estrategias, basándose en la tecnología y la identificación de objetivos específicos, para evitar que el tumor pase a otra etapa. Buscamos alternativas para evolucionar con agilidad y hacer de manera más barata.”
Para Barrios, el Núcleo de Investigación en Cáncer da una respuesta institucional a un problema que asume una magnitud epidémica en el país. “Estamos calificados para desarrollar un posicionamiento estratégico de investigación que sea amplio.” Se estima que en diez o veinte años, en todo el mundo, el cáncer será la primera causa de muerte. En los Estados Unidos, entre las personas mayores de 45 años, supera otras enfermedades.
Muestras en el hielo |
Luego de retirarse, se insertan las muestras en una solución llamada RNAlater, que las conserva por hasta cuatro horas antes del congelamiento. Se las llevan al IPB, y quedan en un congelador a -80°C. Si la temperatura comienza a subir, en caso de falta de luz o problemas en la fijación, se dispara un alarme. |
El Centro de Oncología Clínica, inaugurado en 2016, abriga una nueva Unidad de Quimioterapia, con atención a más de dos mil pacientes al mes por medio del SUS (Sistema Único de Salud), de Brasil, y seguros médicos. En ese centro, se hacen los tratamientos de quimioterapia con drogas biológicas, de administración oral. “La Oncología de la PUCRS crece cada día y debe asumir un espacio relevante en el ámbito local y nacional, con las actividades de investigación”, dice Fay.
INTERNACIONAL
El Servicio de Radioterapia dispone de dos equipamientos de última generación: los aceleradores lineales Clinac iX y Trilogy. Estos permiten la ejecución de radiocirugía, radioterapia con intensidad modulada, que protege los órganos o estructuras cercanas al tumor, y la radioterapia guiada por imagen. Los pacientes cuentan aún con métodos diagnósticos como resonancia magnética y PET-CT, que realiza el Instituto del Cerebro, sin duda, un diferenciador en ese tipo de cuidado.
El nuevo director general de Latin American Cooperative Oncology Group (Lacog) es el oncólogo Gustavo Werutsky, del Hospital São Lucas. Diversos médicos de la Institución y profesores de la Escuela de Medicina forman parte de esa organización, la cual reúne 147 oncólogos miembros de 70 instituciones de 15 países. “El objetivo es participar en estudios internacionales y desarrollar proyectos a respecto de los tumores más frecuentes en nuestra región. Por ejemplo, el cáncer de cuello uterino, uno de los tres más comunes en mujeres en América Latina, es un tipo raro en Europa y Estados Unidos”, afirma Werutsky.
Biobanco aumenta possibilidades
Para promover más investigaciones, la PUCRS ha organizado el Biobanco, con material biológico humano, el primero del estado con regularización en la Comisión Nacional de Ética en Investigación. La colección inaugural es vinculada a la oncología y está en el Instituto de Investigaciones Biomédicas. Hasta el 2011, esas muestras solo podrían ser almacenadas para estudios de ejecución inmediata. “No siempre el investigador tiene un proyecto al momento de la toma de muestras, con las hipótesis, el cronograma y los presupuestos definidos; es una lástima eliminar un material raro o difícil de encontrar. Ahora, se hace posible guardarlo para uso en el futuro. Las tecnologías también cambian, lo que permite nuevos estudios”, afirma la profesora Clarice Alho, de la Facultad de Biociencias, representante de la Pro-Rectoría de Investigación, Innovación y Desarrollo, la cual ha elaborado el proyecto de Biobanco. Además de la oncología, agregará las colecciones de dientes de la odontología y muestras de la reumatología, abriéndose a otras áreas de la PUCRS.
NIVEL MÁS ALTO
El profesor André Fay dice que la iniciativa pone la Universidad en una posición diferenciada, al proporcionar un avance científico y asistencial. “En un trabajo colaborativo, establecemos el Biobanco, que permitirá la realización de protocolos de investigación a lo largo de las generaciones.” Márcio Debiasi, colega de Fay, agrega que el Biobanco se incluye en la búsqueda de la Universidad por el reconocimiento en investigación en todo el mundo.
Luego de obtener el consentimiento de los pacientes, se identifican las muestras con código, sin el nombre, y congeladas. También se almacenan informaciones sobre características clínicas de cada caso. A largo plazo, el repositorio tendrá datos más específicos; de esa manera, se facilita la realización de estudios. Por ejemplo, podrá indicar un grupo con determinadas alteraciones genéticas.
El investigador que muestre interés en hacer proyectos deberá informar a la comisión científica del NP-Cáncer, que evaluará la relevancia, la viabilidad y los aspectos éticos. “El análisis deberá ser criterioso, al considerar la finitud del material biológico”, advierte Fay. El Comité de Ética en Investigación de la PUCRS irá aprobar el acceso posteriormente.
Tejidos de cáncer de colon están almacenados por iniciativa de los profesores Henrique Fillmann y Lúcio Fillmann. En diciembre de 2016, empezaron a reunir muestras de pacientes sometidos a biopsia de mama en el HSL. El proyecto piloto evalúa las condiciones de captación del material y almacenamiento. En los nódulos sospechosos, se eliminan fragmentos adicionales. Si el resultado es positivo, van al Biobanco. Los servicios de mamografía y ecografía mamaria colaborarán también.
ESTRATEGIAS DIFERENTES
De acuerdo con el mastólogo y profesor Felipe Zerwes, hay pocas investigaciones con Biobanco propio en Brasil. Usamos muchos datos internacionales. Pero ¿presentarán las pacientes las mismas características que las nuestras? “Necesitamos conocerlas mejor, lo que puede influir en las políticas de salud pública.” El profesor ejemplifica que el Instituto Nacional de Cáncer recomienda la mamografía de los 50 a los 69 años y las sociedades científicas defienden a partir de los 40. El 30% de los casos en Río Grande del Sur está por debajo de los 50 y por encima de los 70. La Secretaría Estatal de Salud autoriza el seguimiento a los 40. “Eso solo se logra al estudiar la población específica. Con el Biobanco, iremos más lejos. Veremos características biológicas del tumor. Si se descubre que las pacientes tienen receptores hormonales positivos, podemos cambiar la estrategia de prevención y tratamiento.”
La idea es incluir en la base de datos las imágenes de diagnóstico, que se quedarán en el Instituto del Cerebro. “La correlación de los hallazgos de dichos exámenes con el diagnóstico de cáncer ya conocido y marcadores bioquímicos podrán evitar que el paciente sea sometido a una biopsia, por ejemplo”, cita el radiólogo Bruno Hochhegger.
La yerba mate puede reducir la proliferación del tumor
¿Tomar mate puede relacionarse con la alta incidencia de cáncer de esófago en el sur de Brasil? Al intentar responder a esa pregunta, una investigación de la Facultad de Farmacia, en conjunto con la Facultad de Ingeniería, ha evaluado los efectos específicos de la yerba mate. Para sorpresa del grupo, algunos compuestos de la bebida típica del “gaúcho” reducen las células tumorales. “El efecto positivo se relaciona con el extracto en su totalidad y no con la cafeína presente en la yerba”, aclara la profesora Fernanda Morrone, del Laboratorio de Farmacología Aplicada, líder del estudio.
El laboratorio de Operaciones Unitarias, del curso de Ingeniería Química, es el responsable de la extracción de los compuestos. Se hacen infusiones de yerba mate con y sin cafeína y ricas en otras sustancias, como flavonoides, sometidas a prueba en el tratamiento de las células de cáncer de esófago.
La próxima etapa será el análisis de las sustancias en células normales del esófago, con el fin de averiguar si han contribuido a la prevención del cáncer. Sin embargo, para comprobarlo, Fernanda dice que sería necesario observar el efecto en modelos animales. Estudios epistemológicos sobre el consumo de mate y la incidencia de cáncer de esófago están en curso. Habrá, también, la supervisión de pacientes para verificar factores de riesgo, tratamientos e interacciones farmacológicas. El grupo pretende, aún, poner a prueba los compuestos en células cancerígenas de vejiga.
En la región sur, el cáncer de esófago es el quinto tipo más frecuente en hombres, según el Instituto Nacional de Cáncer (2016), sin considerar los tumores de piel no melanoma. El alto índice puede estar asociado al consumo de bebidas calientes. Se debe evitar agua hervida en el mate. La temperatura que no ofrece riesgos es debajo de 70 grados (al oír el silbido del hervidor de agua).
En clase
En la asignatura de “Fundamentos de la Investigación”, creada por el profesor André Fay, en 2015, los alumnos de graduación de la Escuela de Medicina se involucran en diferentes proyectos relacionados a laboratorios de toda la Universidad. Les da la oportunidad a los alumnos para que se integren a las investigaciones científicas desde el inicio el curso. “El objetivo es que tengan contacto con las actividades de investigación, aprendan los conceptos básicos y permanezcan vinculados a los profesores y a los grupos, para que los proyectos desarrollados en clase sean de hecho publicados.” Los resultados han sido positivos y relevantes.
A partir de la asignatura, la alumna Angélica Cardoso, 23 años, estuvo más cerca de los investigadores de la oncología, campo de su interés. “Podré hacer lo que quiere la mayoría: poner en práctica los proyectos.” Aun con el término del semestre, el grupo va a analizar la presencia de mutaciones específicas en tumores de estómago, al utilizar muestras de pacientes atendidos en el HSL. Esas alteraciones se observan en cáncer de colon y traen la posibilidad de una mejor respuesta al tratamiento inmunoterápico. “Cuanto mayor sea el número de antígenos en la circulación, se aumenta la oportunidad de que el sistema inmunológico se los reconozca y que los fármacos actúen”, explica Fay, que da tutoría al proyecto de los alunos.
Esperanza en el Centro de Investigaciones Clínicas |
En 20 años, el Centro de Investigaciones Clínicas (CPC) del Hospital São Lucas ha localizado más de 2,5 mil pacientes en el área de oncología, de los cuales 1,5 mil han participado de estudios. Sin recaudación, tienen acceso a fármacos ofrecidos en los mayores centros mundiales y que todavía no están disponibles en el mercado. “Tratamos al paciente de la misma manera que si él estuviera en el Memorial de Nueva York o en el MD Anderson, en Houston”, dice el profesor Carlos Barrios. El tratamiento básico es muchas veces superior al que se ofrece en el Sistema Único de Salud. “Le preguntamos: ¿Cuál es la mejor terapia actualmente? Esta es la primera línea de investigación. ¿Puedo avanzar? Hago la segunda.” El CPC es uno de los centros con el mayor número de estudios en esa área en Brasil. “Esto nos permite participar en ese proceso de desarrollo. Abre una línea de investigación para comprender mejor cómo la inmunoterapia funciona”, resalta el profesor André Fay. Uno de los ejemplos son las pacientes diagnosticadas con cáncer de mama, de las cuales el 20% sobreexpresan la proteína HER-2 (con dos millones de esas moléculas, mientras las demás, dos mil). Ello hace que tengan tumores más agresivos, pero permite el uso de anticuerpos (nuevas drogas) dirigidos contra esa molécula. “Los resultados son impresionantes. Existen sugerencias de que algunas pacientes, incluso, pueden ser curadas”, afirma Barrios. Además de la combinación de los anticuerpos Trastuzumab y Pertuzumab, que potencian los efectos de la quimioterapia, se ofrecieron otras drogas muy eficaces, como conjugados de Trastuzumab con quimioterapia. En ese caso, el anticuerpo guía el tratamiento al objetivo correcto, la célula tumoral, y elimina los efectos colaterales. Barrios lideró la mayor investigación que se hizo con ese fármaco, con 2,2 mil pacientes de 40 países. Hay avances, aún, en cáncer de pulmón y de riñón. Para este último, hay una revolución desde 2000. “Participamos de prácticamente todas las investigaciones de nuevas drogas. Estamos elaborando estudios epidemiológicos para conocer la realidad de la región sur.” |
Proteína puede transformarse en medicamento
El equipo del Laboratorio de Inmunología Celular y Molecular del IPB, bajo la coordinación de la profesora Cristina Bonorino, estudia el potencial de un fragmento de la proteína HSPBP1 como medicamento. Con la financiación de Finep, estudios en células tumorales de mama, útero y pulmón han obtenido excelentes resultados. “Hasta entonces, no se sabía la función de esa proteína, solo se sabía que actuaba junto a la HSP70, que es importante para que el tumor siga proliferándose. El grupo ha demostrado que, en los casos en que la HSPBP1 está aumentada, los pacientes sobreviven más y no han sufrido metástasis.” La investigación, con más de una patente depositada, quiere responder si se activa la respuesta inmune o se inhibe directamente el crecimiento del tumor.
Los experimentos de imágenes con modelos animales en el Instituto del Cerebro muestran que la proteína actúa precisamente en el blanco. Hace nueve años, Vince Guerriero, entonces profesor de la Universidad de Arizona, descubrió la proteína, vio un artículo del grupo de Cristina y la buscó con interés en probar la sustancia en sus pacientes. El trabajo fue el proyecto de tesis doctoral de Ana Paula Souza, actualmente profesora de la Facultad de Farmacia.
En el área de la inmunología hace 30 años, Cristina, de la Facultad de Biociencias, celebra el éxito de ese campo de estudios. Menciona que la terapia ayuda, por ejemplo, al 25% de los pacientes con melanoma metastásico, antes incurable. Cuando se une a otro tratamiento, también inmunológico, puede llegar al 40%. “Es una cuestión de tiempo para la liberación en el sistema público de salud”, dice. Como el tumor se adapta, es necesario que se alternen los fármacos. “La terapia individualizada es el futuro.”
La gran pregunta es por qué algunos, aunque con los blancos moleculares, no se benefician. “A veces el fármaco puede desbloquear un tipo de respuesta y otra molécula ofrece resistencia. Esos mecanismos aún no han sido aclarados”. Cristina lidera proyectos que buscan averiguar tales huecos.
En busca del mejor tratamento
Estudio de los profesores de la Escuela de Medicina André Fay y Márcio Debiasi, con los alumnos con becas, busca descubrir cuál es la segunda línea de tratamiento para cáncer de riñón metastásico, luego de que la primera ya no tiene efecto y el tumor vuelve a progresar. Esa búsqueda envuelve una intensa revisión bibliográfica y comprobación de cada paso de los estudios, antes de la compilación de los datos y análisis. Harvard y otras universidades colaborarán con el proyecto. La expectativa es que los resultados beneficien los pacientes a medio plazo.
A eso se le llama meta-análisis, la última etapa de una investigación que sirve para guiar la práctica clínica. “Después del desarrollo de una droga, desde el descubrimiento de la molécula hasta el experimento en humanos, es común que investigaciones acerca del mismo tema muestren, al final, resultados divergentes. El meta-análisis surge como una metodología para darle a la ciencia una perspectiva clínica y ayudar a la comunidad científica a definir la mejor opción de tratamiento para los pacientes”, explica el oncólogo Debiasi.